El pasado sábado 7 de julio, el diario Las Últimas Noticias (LUN) publicó la noticia sobre la deformación de una pasarela en la ciudad de Viña del Mar, en la cual fue consultada la opinión del académico de nuestro departamento, Carlos Reiher.
Además, a continuación compartimos un artículo escrito por el mismo académico, sobre el estado de los puentes en Chile.
Estado de puentes: una crisis de confianza
Durante las últimas semanas, una serie de eventos han generado alerta en la ciudadanía. En pleno invierno, y bajo el riesgo de que los caudales de los ríos crezcan, los cimientos de algunos puentes han dado muestras de deformaciones, socavaciones excesivas o incapacidad para sostener las estructuras.
Entre los casos más visibles a la opinión pública por caídas de puentes, las causas han sido diferentes, pero han despertado la inquietud de accidentes lamentables como en el Estero Minte (Puerto Varas, 1995) y el río Loncomilla (San Javier, 2004), donde cursos de agua han contribuido al corte de caminos, provocando que los inadvertidos conductores arriesguen sus vidas o, incluso, las pierdan al caer al agua.
El diseño de puentes es un punto de convergencia de varias ramas de la Ingeniería Civil: el análisis estructural de los elementos que lo sostiene, la mecánica de suelos para diseñar fundaciones y soportes; y la ingeniería hidráulica proponiendo caudales máximos de los ríos y escenarios de socavación para garantizar el funcionamiento apropiado durante la vida útil del puente, son algunos de estos puntos.
Por esto, la caída de un puente siempre conlleva un cuestionamiento a la ingeniería en su conjunto, abriendo la instancia para revisar si se están integrando adecuadamente los conocimientos de diversas disciplinas, y qué hacer para seguir en el tiempo monitoreando el funcionamiento de nuestro viaductos, puentes y pasarelas.
Ampliar el monitoreo en tiempo real de nuestros ríos, instrumentar estructuras para medir esfuerzos y deformaciones, revisar el estado actual de puentes, velar por la mantención oportuna usando herramientas técnicas y legales; y aumentar el esfuerzo en la fiscalización de la extracción de áridos desde cauces naturales podrían ser algunas de las formas de atacar esta problemática, especialmente, en un país que descansa en sus puentes como elementos estratégicos de conectividad, mientras planea proseguir en esta senda con megaproyectos como el puente de Chacao.
Solo una muestra de acción efectiva para aminorar el riesgo nos puede llevar a devolvernos la confianza plena en estas obras de ingeniería que a diario nos facilitan el desplazamiento, nos llevan por sobre ríos, quebradas y nos acortan distancias para, silenciosamente, contribuir con nuestro bienestar.
Por Carlos Reiher Núñez